Yo tengo un amigo muy querido que se llama Raúl. Él es bajito, de ojos grandes y siempre, siempre se viste de azul.
El azul es su color favorito porque dice que es el que representa el infinito.
El infinito está en los números y en el mar, y por supuesto en las noches cuando se pone a soñar.
Soñar que vuela en el cielo, trepado en un colorido globo junto a su abuelito Marcelo.
Marcelo es el papá del papá de Raúl y dice que sus fotos, sus cartas y su sombrero están guardados en un baúl.
Un baúl hermoso forrado con fina tela, que también guarda recuerdos de su abuelita Canela.
Canela era su nombre y su apellido Kley, y sus ojos eran azules como la capa de un rey.
Un rey como el de los cuentos, que tiene corona de zafiros y hace que las damas le lancen sus suspiros.
Suspiros y sonrisas como las que tiene Raúl cada vez que mira los recuerdos del baúl.
Un baúl hermoso forrado con fina tela que parece pintada con crayón y acuarela.
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